Reunimos cada una de las escenas que guardamos en nuestra mente a lo largo del tiempo para finalmente hacer una película con ellas y verla hasta la saciedad. Las guardamos en ese rincón tan pequeño y a la vez tan espacioso que cada ser humano tiene en su mente, ese rinconcito llamado “pasado inútil” al que tanto miramos, que observamos detalladamente intentando encontrar qué es aquello que hicimos o pudimos hacer mal. Cada vez observo más detenidamente, esa necesidad de hurgar en aquello que un día nos causó daño es algo que acompaña a todo ser humano. Somos víctimas de la tentación de mirar atrás y querer anclarnos ahí de nuevo, de revivir todo aquello, y con ello, sin ser fruto de nuestra intención, nos ponemos un velo negro en los ojos, el cual nos impide disfrutar el presenta tal y como viene, y por supuesto, nos impide abrazar las oportunidades y nuevas puertas que día a día se nos abren. A todo el mundo le depara un futuro incierto, afortunadamente, en mi opinión. Un futuro que todo lo que bridará será algo nuevo que experimentar, que sentir y que archivar una vez más en alguno de los rincones del recuerdo. Un futuro al que debe recibirse con los brazos abiertos, y al que no menospreciar por muy misterioso o desconocido que sea, además, estos dos adjetivos anteriores suelen ir acompañados de algo beneficioso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario